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Lugar de culto VETTÓN de "EL SANTO"





LOCALIZACIÓN:

El lugar de culto que nos ocupa está localizado al lado del núcleo urbano de Puerto Seguro, en la zona conocida como "El Santo", a unos 100 m al oeste de la ermita de "El Humilladero", al lado del Teso de la Era, dentro de una cortina con encinas, y más exactamente en las proximidades de un corral de cerdos allí existente.

Las características de este yacimiento permiten entenderlo como un resto cultual de la tribu vettona y, por tanto, adscribirlo a la Edad de Hierro (700 – 200 ane).

DESCRIPCIÓN:

El lugar de culto se compone de los tres elementos que a continuación se describen:

Altar de sacrificios: situado en una peña (de aproximadamente metro y medio de alta y que culmina un pequeño túmulo de tierra y roca) en la que se observan cuatro escalones, someramente tallados, que permiten posicionarnos en su parte superior, donde, sin solución de continuidad se encuentra una pileta superficial de 40 cm de diámetro y 6 cm de profundidad en su punto central, de la que se desprende una escorrentía hasta la base de la peña, que discurre paralela a la escalinata referida.

Pileta: A unos 30 metros del altar descrito y tallada en la parte superior de una roca se encuentra una pileta cónica de 70 cm de diámetro por 25 cm de profundidad en su parte central. Su aspecto permite afirmar con seguridad que no es consecuencia de un proceso erosivo; igualmente, tanto la forma atípica que presenta como la situación peligrosa en la que se encuentra (en el extremo de una lancha-peña cuyo final desemboca en un cortado irregular de más de un metro de desnivel) descarta que su talla tuviera como destino un aprovechamiento animal. A media altura del susodicho cortado irregular aparece una oquedad en forma de pequeña hornacina.

Lagaretas: En la margen derecha de la calle de "El Santo", que conduce a la ermita, a unos 100 metros del mencionado altar y formando parte de la pared-talud de la cortina allí existente, se aprecian los restos de dos excavaciones en roca cuya forma se aproxima a las que presentan las tumbas antropomorfas de época visigoda. Dada su alteración (en ambos casos están partidas y una de ellas semienterrada, probablemente al conformar la calle-camino en donde se encuentran) es difícil pronunciarse sobre si formarían parte del conjunto sacro vettón –con una función de lugar de purificación mediante el fuego o el agua-, o del lugar funerario visigodo detectado a no mucha distancia.

El conjunto descrito no difiere en mucho de otros lugares de culto prehistóricos, fundamentalmente pertenecientes a época vettona. Similares, aunque más monumentales, los hallamos en el castro de Ulaca (Solosancho –Ávila-) o Panóias (Portugal). Del mismo tenor al altar que nos ocupa, incluso normalmente con menos entidad, son los que describen Luis Benito del Rey y Ramón Grande del Brío en "Los santuarios rupestres en el centro-oeste de España", gran parte de los cuales están situados en las arribes del Duero, del Águeda y otros afluentes cercanos. Estos lugares sagrados se localizan tanto en el interior de los poblados como en ciertos parajes atractivos.

Parece fuera de toda duda que eran lugares sagrados, en los que se realizaban sacrificios de animales (en ocasiones excepcionales, también humanos) en honor de sus dioses; eran oficiados por un sacerdote –druída-; y debían tener carácter de ofertorio y/o premonitorio.

Al descubrimiento de este lugar sagrado se llegó como consecuencia de la constatación previa de una serie de indicios que lo presagiaban y que continuando con el mismo razonamiento, no hace más que abundar en la, todavía por confirmar, presencia de un castro vettón en el Teso de la Era. Los indicios de los que se habla son:

a) El topónimo Barba de Puerco (nombre de Puerto Seguro hasta principios del siglo XX). Más de un historiador o arqueólogo justifican este nombre por la existencia, en su momento, de la escultura prototípica del pueblo vettón: el verraco. Verraco que, de ser cierta la hipótesis, y no haber desaparecido con el tiempo, está en la actualidad por descubrir.

b) El topónimo El Santo. Los lingüistas y arqueólogos confirman que con inusitada frecuencia el topónimo "santo" está asociado a parajes sagrados prehistóricos. También constatan que muchos lugares de culto actuales (sobre todo ermitas) responden a una secuencia ininterrumpida de percepción de un lugar como sagrado, en el que esa percepción ha continuado en el tiempo, aunque las creencias sagradas hayan variado.

(Estos dos topónimos, Barba de Puerco y El Santo parecen esconder una premisa: el asentamiento de Barba de Puerco – ahora Puerto Seguro- ha permanecido en el tiempo ininterrumpidamente desde la época vettona hasta el presente).

c) Confluencia de caminos. Este lugar sirve de confluencia de dos caminos provenientes de las arribes del Águeda que tienen todos los trazos de haber sido utilizados en la prehistoria. Uno de ellos, el del Prao Concejo, proviene del castro vettón de Castelmao (situado en la ladera opuesta del Águeda a unos 200 m. de su cauce, enfrente del anteriormente referido castro calcolítico de La Buraquita), castro coetáneo con el supuestamente existente en el Teso de la Era, al que pertenecería el lugar de culto de El Santo; probablemente parte de este camino sería la hoy conocida como vereda falsa. El otro camino es el que nos comunica con San Felices de los Gallegos, que todo puertosegurense asume como romano, entre otras razones, porque se sirve del puente romano-medieval-moderno para cruzar el Águeda. Pues bien, la mejor razón de que estos caminos coincidan en un punto es que compartían el mismo destino, y no hay mejor destino para un camino que un lugar habitado. Si ambos caminos son pre-romanos su destino debía ser de la misma época: el castro vettón del Teso de la Era.

d) "El Teso de la Era". El lugar de culto que nos ocupa se sitúa en la base de un cerro que reúne las características propias de los castros vettones: lugar elevado con posibilidades defensivas, buena visibilidad, disponibilidad de agua, pastos en las proximidades, caminos que pasen a su lado –en concreto se hacían pasar por delante de la puerta principal del castro-...). Con el descubrimiento de su lugar de culto parece casi incontestable la existencia de un castro vettón y su ubicación en el Teso de la Era. Se está abordando en la actualidad el poderlo constatar mediante el descubrimiento de otros restos (murallas, piedras hincás, restos de habitación, restos cerámicos, metálicos o líticos... o de un verraco)

Con lo del verraco se ha especulado mucho; ya hemos comentado las hipótesis dehistoriadores (Jesús R. Álvarez-Sanchís...) y arqueólogos (J. Ignacio y J. Carlos Martín Benito, César Morán...) sobre el topónimo Barba de Puerco; podríamos añadir también las manifestaciones poéticas de D. Matías (ex-párroco de Puerto Seguro), las apreciaciones del cronista local (José Ferreira) o de dichos tradicionales ( "donde mira el toro, está el tesoro" ). Por nuestra parte alguna reflexión podemos aportar. Los verracos solían ubicarse, plasmado de forma muy esquemática, en zonas delimitadoras de fronteras o pastos (los más grandes y antiguos) , en las entradas de los poblados o en los cercados para encerramiento del ganado (tamaño mediano), o en los lugares de enterramiento (los más pequeños y ya de época romana, incluso imperial); en este contexto caben muchas posibilidades, la más plausible sería la existencia de un verraco de tamaño mediano, situado en la ladera noreste del teso (en la base del mismo –entrada al poblado-, o a media ladera –integrado en el corral de ganado-) y que debido a la capacidad simbólica y aglutinadora de estos tótems diera origen al topónimo Barba de Puerco; si esto fuera así (que atrevimiento) es posible que el verraco, o algún resto del mismo, forme parte de alguna pared o esté enterrado por las cercanías (por la fuente la era, los baces...).

También se está pendiente de localizar la necrópolis. Se sabe por otros castros vettones que solían ubicarla fuera del poblado a una distancia variable entre 100 y 300 m. de la entrada principal (entrada que en nuestro castro podría estar situada al lado de la confluencia de los caminos descritos anteriormente, es decir, ligeramente al oeste de la actual ermita); ello la situaría entre la ermita y la curva formada por La Tamborilera, Las Oliveritas, La Tierra Llanos, El Arenal y El Corral Concejo.

CONTEXTUALIZACIÓN:

De nuestros antepasados vettones ya tenemos noticias históricas. Eran considerados como tribu celta.

El descubrimiento del hierro influyó en muchos ámbitos, sobre todo en el de la guerra y la agricultura.

El pueblo vettón era fundamentalmente ganadero, igual que su vecino lusitano, con el que compartía otras muchas similitudes.

Muchos de los poblados estaban amurallados y protegido el acceso principal mediante piedras hincás en sus alrededores. Las casas seguían distribuyéndose con cierta anarquía, sin calles muy delimitadas. Los lugares de enterramiento se solían situar próximos al acceso principal del poblado y consistían en agrupaciones diferenciadas de hoyos más o menos revestidos, a veces con túmulo, que contenían una urna con los restos de la incineración practicada, acompañada de ajuares diversos en función de la relevancia del difunto. Del estudio de sus necrópolis se deduce la existencia de un grupo minoritario aristocrático guerrero, otro algo más numeroso de grandes propietarios, un tercero -abrumadoramente mayoritario- de trabajadores (campo, ganado, artesanía...), en la mayoría de los casos de esquiva fortuna, y un cuarto grupo (sobre todo confirmado por otras fuentes) de esclavos (generalmente prisioneros de guerra). Curiosamente, en ninguno de lo castros de nuestra zona se ha localizado, hasta el momento, necrópolis alguna.

Los vetones ocupaban la mayor parte de las actuales provincias de Salamanca, Ávila y Cáceres; uno de sus núcleos mayores se situaba en las proximidades de nuestro pueblo: castro de Yecla de Yeltes, de "Las Merchanas" en Lumbrales...

Aunque la conquista romana se produjo sobre el año 135 ane (recordemos al mítico Viriato) las costumbres, creencias, y modos de vida se mantuvieron durante muchas siglos.

El mundo social de referencia durante etapas anteriores había evolucionado desde un grupo de individuos unidos por lazos de consanguinidad y sin asentamiento fijo (paleolítico), pasando a grupos más extensos asentados en poblados aislados y autárquicos (neolítico), llegando a constituirse más adelante en sociedades jerarquizadas con poblados interdependientes (calcolítico-bronce). Ahora, en la conocida como Edad de Hierro, los vettones podían ser considerados ya como una sociedad estatalizada constituida por un extenso territorio, habitado por numerosa población y con amplias redes de interdependencia (comerciales, culturales, religiosas...)




El santo




Altar de sacrificios




Pileta




Lagaretas




Lugar sagrado




Lugar sagrado




Verraco